Veraneos…
He nacido en una ciudad gallega al lado de la costa, por lo que el mar y la playa están en mis recuerdos desde que tengo uso de razón. Si hago memoria tengo miles de postales en la mente almacenadas como viejas fotos en el álbum familiar.
¿Por qué muchos se obsesionan y se entristecen si no pueden viajar a otros destinos cuando llegan sus vacaciones? Cierto es que conocer el mundo y traspasar fronteras enriquece el alma y abre la mente, pero hacerlo en tu propia tierra también. Hay tantos sitios que seguro no conoces que, si te dedicas un tiempo a recorrerlos llegarías a sorprenderte, y acabarías preguntándote por qué no comenzaste a hacerlo antes.
Recuerdo que meses antes de la llegada del verano, mis padres decidían en qué lugar pasaríamos el período estival. Difícil decisión esa. Ya sabíamos que el destino sería Galicia, sin duda, porque una familia tan grande como la mía no se podía permitir derroches de ningún tipo, cosa que agradezco porque puede que no conociese los sitios que hoy conozco. Pero elegir la casa era una tarea harto complicada. ¿Cómo conjugar situación, espacio y precio? Todavía hoy no lo sé. Pero siempre encontraban una casita a pie de playa en lugares idílicos y sorprendentemente nada concurridos a poca distancia de Vigo, donde vivimos. Y fue en O Morrazo, lugar que esconde preciados tesoros, dónde descubrimos Menduiña, una pequeña y preciosa playa del ayuntamiento de Aldán, que nada tiene que envidiar a otras exóticas perdidas en el Caribe. Bueno, puede que en ocasiones la temperatura del agua, pero me atrevería a decir, que ni eso.
¡Qué veraneos!
Muchas veces se dice que no sabemos lo que tenemos. Y es que por norma le damos más valor a lo ajeno que a lo propio. Yo os animo a que seáis turistas en vuestra tierra y que vayáis aumentando el número de postales en vuestra mente, esas que os harán recordar y descubrir que Galicia es hermosa y que tiene mucho que ofrecer. Y por supuesto, no olvidéis compartir vuestros recuerdos.
Pilar Moreiras